Damien Getz23//dueño de "smelly fish"
En: Smelly Fish Con: Sunny Catt
Me desperté sobresaltado con el estruendoso sonido de unos vidrios al romperse -
Demonios, malditos borrachos- susurré y me levanté rápidamente, tenía que ver los daños que habían causado para empezar a arreglarlos al dia siguiente, el frio y los ladrones no daban tregua en whitechapel. Me quité el pijama y me enfundé en un pantalón y una camisa y bajé, espada en mano, no fuera cosa que hubiera alguien robando y yo así tan desarmado.
Encendí un mechero de aceite y bajé lentamente las escaleras, en guardia y atento a cualquier movimiento, no parecía que hubiera nada fuera de lugar, salvo por el tremendo hueco que habían hecho en la puerta. Suspiré y bajé la espada, qué sentido tenía, seguro que algún molesto había tirado una piedra y roto el vidrio. Comencé a buscar la piedra cuando observé unos pies por debajo de la cortina, otra vez alcé la espada y con voz fuerte y segura dije-
¿quién está ahí? Salga, ahora mismo, estoy armado- si, ¿cuanto podía llegar a hacer en caso de que el sujeto supiera usar una? la tenía casi de adorno.
No pude evitar mostrar mi asombro cuando de detrás de la cortina salió una niña, bueno no exactamente una niña, ya que parecía una puta y tanto maquillaje que tenía ensima ya ni se sabía pero si que era joven, y parecía inofenciba, como un gato asustado o algo así. Levantó ambas manos y me percaté de que en una tenía un profundo corte del cual manaba sangre, necesitaba atención, por lo menos sabía que no había sido con una roca con lo que habían perpetrado mi propiedad
-"Ho-Hola. Siento haberte... haberle- comenzó, titubeando, estaba nerviosa-
roto la puerta, señor. Es que tenía miedo porque creía que unos... que me perseguían y... Me iré ahora mismo, siento haberle molestado"- dijo y se quedó muy quieta, observándome, no parecía muy dispuesta a irse, y tampoco demasiado peligrosa por lo que bajé la espada y suspiré, no estaba demasiado seguro de creerle la historia, los ladrones existían por todas partes, pero... ¿ por que no se había limitado entonces a tocar a mi puerta? yo le daría algo de comer por supuesto-
si, te iras- le dije tranquilamente-
pero antes déjame ver esa herida antes de que se infecte.-a lo que ella dijo-
Oh, no es nada...- resoplé-
¿cómo que nada? sangra, eso es suficiente para mi- y luego le pregunté- Por cierto ¿quién eres?- [/color]le pregunté, si me iba a tomar tantas molestias como mínimo tendría que saber su nombre, no para denunciarla ni nada de eso, pura curiosidad.
Carraspeó y se acercó a mi muy lentamente, temerosa, guardé la espada en su funda para darle un poco más de confianza-
Mi nombre es Sunny -dijo y sonrió un poco-
encantado- le respondí, aunque un poco cortante, seguía siendo una intrusa -.
Siento haberle roto el cristal de la puerta, he sido una idiota. Se lo pagaré... No sé cuánto costará repararlo pero por aquí tengo... -me dijo y comenzó a reebuscar en sus bolsillos hasta sacar unas pocas monedas, seguramente lo único que tenía para comer -,
esto. No es demasiado pero me sentiría culpable si no le ofreciese lo que tengo. Al fin y al cabo la culpa ha sido mía. - negué con la cabeza-
no importa, quédatelo- realmente parecía apenada y no se lo iba a hachar en cara tanto tiempo-.
¿Vive usted aquí siempre? Quiero decir... ¿En esta tienda? ¿Es el dueño?- me dijo y asentí, la seguí con la mirada mientras se sentaba en uno de los taburetes, tenía un aspecto de prostituta barata y en estos momentos, cansada, quizás alguno de sus clientes había tratado de abusar de élla o algo así-
Perdona, soy una cotilla - negué-
no te preocupes, no me molesta.- Me acerqué a ella y le cogí la mano, no parecía demasiado profunda pero tampoco había que dejarse estar-
¿Y usted cómo se llama? Tengo que saber el nombre de mi rescatador.- sonreí ¿ rescatador yo?- soy Damien,
y no soy un rescatador, solo un simple pescadero-me sonrió y comenzó a acariciarme la mano -
Y dime... ¿Hay alguien más aquí?- ¿pero qué? ¿es que estaba loca o qué? la herida le debía de estar afectando y mucho-
ven- me limité a decirle algo cortante y la arrastré escaleras arriba-
sientate allí- le ordené señalandole una de las sillas de la destartalada cocina-
quedate allí mientras voy a buscar algo con que curarte- y acto seguido fui hasta el baño y abrí una puertecita que contenia remedios y esas cosas médicas. ¿ qué estaba pensando? debería de haberla hechado apenas la vi pero... pobre, se veía tan indefensa. y ahora la había subido y ella.. ella ¿ había intentado seducirme? ¡era una niña! incluso bajo esa ropa y ese maquillaje se notaba que aún era muy joven. Hay Dios, que había hecho. Por ahí era una ladrona, no lo creía y me partía el corazón dejarla afueera con todo ese frio pero, no, tenía que hecharla. Eso era, la curaría y luego la hecharía, todo tranquilo, no volvería y cuestión solucionada.
Determinado a cortar por lo sano, cogí las gasas y volví a la cocina haciendo el mayor ruido posible por si se le había ocurrido inspeccionar, la encontré sentada donde la había dejado. Cogí el aguardiente que guardabamos desde sabía quien cuanto tiempo y lo coloqué sobre lo mesa. Me senté y le dije serio-
dame tu mano, y ya que estás cuentame por qué irrumpiste en mi negocio- no jugaba bien el rol de malo pero era mejor asi ¿ no?