Alexander Powell // Chace Crawford

Biografía: Su vida no está llena de extensas aventuras ni de encuentros interesantes, de hecho, la vida de los Powell siempre fue idéntica a la de todas las vidas de las personas que vivían en Whitechapel y que, como él y su familia, eran pobres. Su padre trabajaba de panadero en un establecimiento que ni siquiera era suyo. Tenía un jefe muy severo y si no le despidió en sus tantos años de empleo fue porque nadie más querría trabajar con él, soportar al señor Wilson era una tarea solamente apta para valientes.

Su madre parió a dos hijos antes que a Alexander y a una niña después. La casucha de los Powell se llenó de críos chillones, de trastos, de ruido. Tantos críos supusieron problemas. Los dos mayores ni siquiera fueron al colegio porque no podían permitírselo, en cambio Alexander y Jane sí tuvieron esa suerte. El señor Powell trabajaba como un esclavo para que algún día sus hijos fueran grandes pensadores, o por lo menos usasen su inteligencia para no terminar en una panadería mugrienta con la voz carrasposa de un jefe detrás de la oreja. Mientras tanto, la señora Powell se encargaba de la casa y de criarlos, algo ciertamente difícil porque los niños eran rebeldes, traviesos y revoltosos a más no poder, y una institutriz resultaba demasiado costoso.

Alexander creció sin problemas (algunos sustos cuando su padre enfermó -recuperándose a la semana- o cuando se peleó en el colegio con otro chico que había llamado puta a su madre y se rompió la nariz) y cuando empezó a ser un hombre y terminó los estudios básicos decidió ayudar a su familia trabajando. Lo aceptaron como chico del correo y durante unos años se paseó por Londres repartiendo cartas, paquetes, y demás correspondencias. Era un trabajo bonito, si no llovía, y eso, por desgracia, pasaba pocas veces. Alexander siempre llegaba a casa chopado de los pies a la cabeza, acatarrado, todavía no comprende cómo no murió por un resfriado. Pero el dinero era necesario y debía hacerlo. Hasta que se le abrió otra oportunidad, una fábrica de algodón que anunciaban en el periódico que solía repartir; su anuncio rezumaba una buena garantía. Dejó su empleo sin pensarlo para empezar a trabajar en Cotton Knight. Las condiciones no eran tan buenas como lo esperado, pero se estaba caliente. Ardía. Poco a poco se dio cuenta de que aquello era un infierno, una pesadilla. Y encima el jefe, un cabrón. Era irónico, su padre había estado trabajando para que no acabase así y allí estaba, soportando los gritos de un idiota. Algunos de sus compañeros, incluso, salieron heridos por la mala calidad de algunas máquinas y herramientas. Y lo peor de todo es que no podía renunciar, necesitaba trabajar y conseguir el dinero, pero las cosas no podían quedarse así. Poco a poco fue conociendo a sus compañeros, muchos de ellos estaban hartos del trato y aunque la mayoría solo hablaba y no actuaba, algunos estaban dispuestos a hacer algo al respecto. Él quiere hacer algo al respecto, está hastiado de que los ricos se aprovechen de los pobres, quiere igualdad.

Personalidad: Alegre y despreocupado, es muy optimista y pocas veces se ha sentido derrotado por algo o por alguien. Le encanta la sencillez, para él pasear por Whitechapel una tarde de verano es maravilloso, aunque huela fatal y los empujones (y por tanto robos) sean frecuentes. Es una persona muy honrada, no le gusta hacer daño a las personas y tampoco la venganza, claro que si alguien le hace daño a su familia o al mismo, sabe cómo defenderse. Es un poco inocente en el sentido de que se fía bastante de las personas hasta que le dan la puñalada. No quiere morir en su trabajo para que nadie le recuerde, quiere vivir la vida y ser feliz, quiere que no le cruja la tripa por las noches y poder ir a trabajar sintiéndose a gusto. Es una persona muy soñadora, cree en lo imposible. Luchador y sincero, demasiado bueno a veces.