Sunny Catt
{con Damien Getz}
Olía el aroma del pescado y la boca se me hacía agua. El estómago me crujía. Me hubiese lanzado a por él de inmediato, aunque me asase las manos con la sartén. ¿Cuánto hacía que no comía algo así, algo decente? No lo recordaba. Pero me sentí orgullosa de mi excelente actuación de mártir (aunque en realidad podrían catalogarme como tal); de puta sin techo con frío y hambre. Funcionó y yo sonreí para mis adentros.
- Sunny... si quieres, puedes usar mi cama.
Lo miré fijamente. No sabía cómo agradecérselo. Estaba siendo muy bueno conmigo, y todo esto, recalco, sin querer absolutamente nada a cambio. Cortó un tomate lo colocó en el plato y me lo tendió con un buen provecho. No esperé a que se enfriara, me lo comí todo con las manos, desmenuzando el pescado en mis dedos, sintiendo el sabor de las especias que le había colocado y el calor en el cuerpo. Aparte de pescadero era un excelente cocinero, cabe decir, o es que yo estaba tan necesitada que todo me parecía un festín maravilloso. Me lo terminé todo en un par de minutos y noté que él me miraba. Sonreí, un poco tímida, sentía que mi cara estaba manchada y me la limpié con la manga.
- Damien, muchas gracias por todo, de verdad - le dije sinceramente -. Algún día te devolveré el favor. No tengo mucho pero... si alguna vez necesitas ayuda en la pescadería o que alguien la limpie y esas cosas, solo búscame. Siempre ando alrededor del Ten Bells, ya sabes, por los clientes - me encogí de hombros, me levanté del taburete y me dirigí a la puerta -. Bueno, yo... Me voy ya a dormir, y creo que tú deberías hacer lo mismo. Estarás cansado después de toda la tabarra que te he dado. Oh, y no te preocupes, mañana saldré sin despertarte - Me acerqué a él y le di un beso en la mejilla -. Buenas noches.
{con Damien Getz}
- Sunny... si quieres, puedes usar mi cama.
Lo miré fijamente. No sabía cómo agradecérselo. Estaba siendo muy bueno conmigo, y todo esto, recalco, sin querer absolutamente nada a cambio. Cortó un tomate lo colocó en el plato y me lo tendió con un buen provecho. No esperé a que se enfriara, me lo comí todo con las manos, desmenuzando el pescado en mis dedos, sintiendo el sabor de las especias que le había colocado y el calor en el cuerpo. Aparte de pescadero era un excelente cocinero, cabe decir, o es que yo estaba tan necesitada que todo me parecía un festín maravilloso. Me lo terminé todo en un par de minutos y noté que él me miraba. Sonreí, un poco tímida, sentía que mi cara estaba manchada y me la limpié con la manga.
- Damien, muchas gracias por todo, de verdad - le dije sinceramente -. Algún día te devolveré el favor. No tengo mucho pero... si alguna vez necesitas ayuda en la pescadería o que alguien la limpie y esas cosas, solo búscame. Siempre ando alrededor del Ten Bells, ya sabes, por los clientes - me encogí de hombros, me levanté del taburete y me dirigí a la puerta -. Bueno, yo... Me voy ya a dormir, y creo que tú deberías hacer lo mismo. Estarás cansado después de toda la tabarra que te he dado. Oh, y no te preocupes, mañana saldré sin despertarte - Me acerqué a él y le di un beso en la mejilla -. Buenas noches.