Eva Irinova21// cantante y prostituta
En: The Ten Bells Con: Mijail Kolvenik
Hacía demasiado frio afuera del ten bells como para estar con esta ropa totalmente reveladora, mi capa demasiado no cubria (aunque esto, por supuesto, lo había hecho a propósito) y además por el momento no tenía donde quedarme, me habían desalojado puesto que los fondos que tenía se me acabaron y no tenía trabajo a un por lo queblo único q tenía a cuestas era mi ropa y mi magnífica voz.
Volví a entrar al Ten Bells, buscando de nuevo al dueño y si no... bueno me las arreglaría para tener una cama y comida por esta noche, los hombres, despues de todo era criaturas enfermas de lujuria a las que era facil engatusar.
Me acerqué a un hombre con cara de tener algunos tragos encima aunque no tantos como para no responder con un monosílabo y le pregunté si conocía al jefe del lugar asintío y una sonrisa triunfante se dibujó en mi rostro. Le pregunté si estaba y me señaló a un hombre sobre la barra y le agradecí la ayuda con un beso en la mejilla. El tonto se quizo aprovechar pero lo aparté con un leve empujoncito y un risa inocente y cayó sobre unos hombres con cara de pocos amigos, ellos se encargarían del pobre infeliz.
Contoneandome, y con la mirada fija en el objetivo, me acerqué al hombre que me había indicado el tipo y me senté a su lado-
Disculpa primor- dije acomodándome un poco, sabiendo que con cada movimiento calculado resaltaba mis atributos-
me han dicho que eres el jefe de aquí- mi voz era suave pero segura, no iba a aceptar un no por respuesta-
y estoy buscando trabajo. ¿crees que podría...- apoyé mis manos sobre la barra, sacando a relucir mis pechos-
conseguir algo?- terminé mi frase con una sonrisa encantadora, de esas que sabes que deslumbran a los hombres y esparcen envidia entre las mujeres
Debía admitir que era guapo y tenia un je ne sais quoi que podía ser bastante magnetico, pese a estar sentado allí, indiferente pero observandome, me recorria con la mirada, pero no me intimidaba ni nada, estaba para eso -
Lo siento, se equivoca de persona, no soy el jefe, ni siquiera vengo aquí muy a menudo, así que si es eso lo que quiere, no podré ayudarla.- hice una mueca de desepción,
maldito borracho pensé
me ha dicho cualquir cosa, volví la vista hacia donde lo había dejado y se encontraba en un buen aprieto, no pude evitar soltar una risita cínica.-
Tiene aspecto de tener mucho frío. No debería aventurarse así por la calle con este tiempo.- me dijo quitándome de mis pensamientos y al volverme vi que tenía los ojos clavados en mi, enarqué una ceja, no era mi padre ni mucho menos, aunque parecía educado, un cambio ante los patanes que me encontraba amenudo -
La invitaré a algo para que se caliente, ¿qué quiere, señorita...?- me preguntó y llamó a la camarera. SOnreí, ahora si que estabamos hablando mi idioma-
Irinova- le respondí y luego me dirigí a la camarera-
vodka, y del bueno- tras eso volví mi vista hacia el hombre-
¿y con quien he confundido al dueño de esta respetable taberna?- le pregunté divertida, sisis, respetable...
-
Mijail Kolvenik, a su servicio, señorita Irinova.- le sonreí y reprimí una risita al ver que besaba mi mano, ese gento me parecía tan absurdo entre todo lo que había vivido, pero a la vez fascinante y encantador, no se encontraban muchos caballeros por esta zona, y los que había se transformaban si alguna se llegaba a presentar de esta forma-
Alguien que no tiene nada que ver con este local y si acaso es un huésped de larga duración en Whitechapel.- enrqué una ceja y le pregunté-
a si? y por cuanto tiempo?- en eso llegó al mesera y me tendióp mi vodka a lo que Mijail se pedía el suyo-
Beba, le hará bien, la veo pálida- no esperé otra indicasión y me lo bebí, si que me hacía bien, estaba calada hasta los huesos por esa lluvia fina que arreciaba por todo Whitechapel-
ah, mucho mejor- le dije y sonreí-
¿es usted medico acaso?- le pregunté-
digo, parece saber mucho sobre los estados de las personas- tomó el licor que le trajeron y luego me preguntó-
Usted no es de aquí, ¿cierto, señorita Irinova? Aunque no es difícil de creer. Aquí todo el mundo es de todas partes y de ninguna- asentí-
cierto, no soy de aquí y me apuesto otro vaso de vodka a que usted tampoco- me reí-
Soy rusa, aunque no lo recuerdo bien- le dije algo cortante, no era de ningún lugar realmente, una huerfana que lo único que tenía era un circo ambulante como familia