ft. Effy
Bar mugroso/calle/casa de Sebastian
Hay dos opciones: una es que todo hombre que se le acerca quiere acostarse con ella, y otra es que debo ser muy evidente, aunque siendo sinceros, tampoco es que Effy sea mi tipo, aunque reconozco que no está precisamente mal. Creo que es bastante humillante que incluso estando borracha se haya dado cuenta, pero prefiero pensar que es por la primera opción, que está acostumbrada a que todos los hombres quieran llevársela a la cama.
- Pues...la esperanza es lo último que se pierde, Effy, aunque la verdad es que dudo que mañana me recuerdes - y es la verdad, seguramente mañana solo recuerde una fiesta muy divertida en el Ten Bells y que luego mágicamente llegó hasta su casa con un abrigo que no sabe de donde ha salido - Es una pena, pero así nos dará la oportunidad de conocernos de nuevo, un día que no vayas muy borracha.
En cuanto traen la comida, Effy se tira encima como si le fuera la vida en ello. No sé si en su casa no le dan de comer, o seguramente sólo sirvan comida de restaurantes finos, de ésa que nunca sabes exactamente qué es ni si te gusta, pero te lo comes igual. Conozco demasiado bien esa comida, y soy más feliz desde que me alimento en tabernas cutres, al menos no te quedas con hambre.
- ¿A tu madre no le cabe el culo en Green Park? - sé que mi papel como el responsable es decirle que no debería hablar así de su madre, ero no puedo evitar reírme, creo que mi madre era parecida - Pues no has salido mucho a ella, la verdad. Creo que tu madre y la mía se llevarían bien, a ella tampoco le gustaba la comida grasienta y no sé por qué, si es la mejor.
Obvio, en cuanto termina tiene sueño, ya lo veía venir. Apoya la cabeza en mi hombro y me llama Bastian y quiere irse a casa. No a casa, a mi casa. No sé si mentirle y decirle que está lejos y mandarle a la suya, pero se me ocurre que si aparezco con ella del brazo en este estado, la señora con el culo como Green Park me asesinará, y no quiero morir tan joven y con tantas cosas por hacer.
- Sí, está cerca, y más te vale que lo esté, porque no podrías moverte mucho - dejo el dinero sobre la mesa, me levanto y le coloco bien el abrigo a Effy, que parece medio dormida - No es hora de dormirse aún - la sacudo opr los hombros, no sé si es buena idea que se duerma ahora o no se despertará, o cualquier cosa de esas. La ayudo a levantarse, más bien la arrastro y salimos del pub.
Fuera hace un frío de mil demonios y maldigo a Effy por no haberse puesto nada más que el traje de muerte-fulana y tener que dejarle mi abrigo, pero qué vamos a hacerle. Es como cargar con un peso muerto, aunque parece que el aire fresco la ha despejado un poco, pero solo un poco - Estamos llegando ya, Effy, así que no puedes dormirte aún. Te diré lo que vamos a hacer, vamos a ir a casa, vas a dormir un rato, te vas a tomar un té, y te acompañaré a tu casa antes de que amanezca, ¿vale? Para qeu mañana ni tu madre ni su culo gordo puedan decirte nada.
Busco las llaves de la puerta mientras Effy sigue siendo como una losa, no pensaba que una chica tan delgada podría llegar a pesar tanto. Por fin las encuentro y abro la puerta mientras ella murmura cosas y se ríe por lo bajo, al menos parece viva, que no está de más.
- Ya hemos llegado - la llevo adentro y la dejo caer en uno de los sillones. A ella toda la situación le hace mucha gracia, y no veo por qué, bueno, a lo mejor el señor opio tiene algo que ver - ¿De qué te ríes ahora?