ft. Alexia & Allan
Alexia: Muchas gracias, querida. Por favor, pasar, pasar. En unos instantes mi hijo se reunirá con nosotros. ¿Queréis tomar algo? Pedir cualquier cosa, mi criada os lo traerá de inmediato.
Miré a Agnes alzando las cejas y con una sonrisa en los labios: bien, se estaba comportando, le había causado buena impresión a Alexia y había sido amable. No se había puesto de morros, de lo cual me alegraba gratamente.
Alexia: Adelante, acomodaros.
Pasamos a un precioso salón decorado con muy buen gusto: nada de lujos y florituras innecesarias, nada que denotase que quería aparentar: era un lugar agradable.
Alexia: Aquí lo tenemos. Mi hijo Allan. Allan, estos son John Lynd y su adorable hija, Agnes.
Cuando me di la vuelta y vi quien era, tuve que cuidar mucho que mi gesto no denotase sorpresa, o más que sorpresa: HORROR ABSOLUTO. Creo que me puse pálida, tuve que controlar la respiración para que siguiese su ritmo habitual. Pero era ÉL. El maldito chico de anoche. No me podía creer que Londres fuese tan diminuto, que de todos los hombres con los que mi padre me quiere comprometer, estemos precisamente en casa de ESTE. Quería salir de aqui como fuera, ¿qué podía hacer? ¿Fingir un mareo? No, mi padre conocía mis "mareos", quizás provocarme el vómito, fingir una indigestión, autolesionarme con algo. Piensa, Agnes, piensa.
Allan: Señor Lynd, mi madre me ha hablado mucho de usted. Un placer
Primera impresión: más que buena. Alexia no parecía exagerar: era un chico muy apuesto, seguro que a Agnes le encantaba, la he notado algo nerviosa cuando ha aparecido. Y educado, algo que valoro por encima de todo: El placer es mio, Allan, tu madre me ha hablado mucho de ti
Allan: Aunque mucho más de ti -Tuve que hacer un esfuerzo tremendo por no apartar la mano de un manotazo, o mejor aún, por no abofetearle la cara. Arg. Que mala suerte, de verdad, alguien debe estar haciéndome magia negra
- Lo mismo digo - Sonreí amablemente y me recuperé mi mano lo más rápido que pude
Alexia: ¿Por qué no nos sentamos y charlamos un poco? Hay mucho que contar - Nos sentamos alrededor de una mesita auxiliar: la mesa estaba dispuesta con unas pastas y no pude resistirme a coger una. La cosa iba bien, estábamos animados: Alexia estaba eufórica y yo también, y nos costaba disimularlo -. Allan, Agnes va al colegio Saint Martin, es el mejor colegio de Londres. Por cierto, muy buena elección, John.
- Bueno, no fue todo cosa mía, Agnes tuvo que ver en la elección de su centro de estudios - Es cierto, desde un primer momento estudiamos todas las posibilidades juntos y, aunque yo le aconsejé en todo momento e incluso descarté un par de escuelas, ella tuvo la última palabra
Allan: ¿El Saint Martin? ¿Es un colegio mixto, verdad? Debes pasártelo estupendamente. Quiero decir, en este tipo de colegios, más liberales y modernos, siempre idean más actividades para el entretenimiento, y qué decir de las infraestructuras, mucho más equipadas. Recuerdo además que unas amigas de mi madre pensaban incluso que eran demasiado modernos, yo las comprendo, es normal que teman por la inocencia de sus hijas en un colegio donde juntan a los dos... sexos - Maldito hijo de puta, no sigas por ese camino o te destruyo. Nos miramos un segundo a los ojos: te odio y me odias, está claro. Tomemos café, charlemos y no volvamos a vernos nunca -. Pero mi querida madre ya me avisó de que allí también son muy estrictos y responsables, y solo hace falta ver a Agnes, irradia candor y sensatez
Sonreí amablemente mirando a Alexia y luego miré a Allan. Lo siento, cielo, este pulso tampoco lo ganarás tu: Lo cierto es que Saint Martins es una apuesta por el futuro, un voto de confianza hacia la mujer y empezar a trabajar el camino hacia la igualdad, enseñan a trabajar codo con codo a hombres y mujeres desde la infancia y eso es un gran avance para nosotras - Hice una pausa y miré a Alexia - Por ejemplo usted, Alexia, es viuda, cosa que lamento, pero no es menos capaz de dirigir su hogar y sus bienes que cualquier hombre ¿no es así? En mi escuela pretenden que eso deje verse como algo raro, como algo fuera de lo común
Miré con una sonrisa a Alexia, ya le advertí que mi Agnes no era simplemente una cara bonita, que en cierto modo se parecían y se llevarían bien: Y no olvidemos algo, he visto a un montón de niñas salidas de colegios femeninos que no saben como tratar a un hombre, como entablar una conversación normal... no quería que eso le pasara a Agnes
- No creo que eso hubiese sido problema, sé perfectamente como tratar a los hombres - Le dediqué una mirada fugaz a Allan y luego miré a mi padre, poniendo la sonrisa más angelical que pude - llevo toda la vida viviendo a solas con uno - dije dulcemente.
No pudimos evitar reirnos por la salida de Agnes, la verdad es que se la notaba cómoda, relajada, a pesar de ese primer momento de rigidez, cada vez parecía más agusto aquí: Allan, tu madre me comentó que estudiabas derecho, sabrás que trabajo en uno de los buffetes más importantes de la ciudad, puedes pedirme cuanto necesites, estaré encantado de ayudarte, por cierto, ¿en que curso estás y como vas en la carrera?
Miré a Allan con mi sonrisa angelical y parpadeé un par de veces, tal y como hice anoche, quería sacarle de sus casillas.